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lunes, 7 de junio de 2010

LA MODA DESDE 1810 A 1890

La seda era para la aristocracia y el algodón fue el símbolo de la democratización

Por María Eugenia De Franceschi y Victoria Gimenez 1 Año “C”

A partir de 1810, se observan tendencias en la moda que se relacionaron después con el panorama político. Mientras se mantenían costumbres españolas en la colonia, en Buenos Aires, surgió una tendencia inspirada en la Revolución Francesa.

Los nuevos significados del concepto de ciudadanía establecieron una conexión entre la indumentaria y los valores democráticos, ya que los textiles se asociaron con estos valores: la seda se convirtió en símbolo de la aristocracia, la lana y el algodón reflejaron la pérdida del poder noble y se identificaron con la indumentaria más accesible. Sin embargo, dejar las marcas de clase tomaría un poco de tiempo. Las sedas y los accesorios de lujo siempre sedujeron a las señoras. Los viajeros de la época mostraron la fascinación que ejercían estas mujeres que mostraban el escote y se arreglaban el pelo con esculturas que adornaban con joyas o con flores. Ningún ideal republicano podía ser tan fuerte como para dejar el lujo a un lado.

La moda europea tras la revolución fue menos ostentosa; los colores eran claros, el corte típico de los vestidos fue el llamado corte princesa, debajo del busto; los zapatos de la dama solían ser de tela y podían llevar uno que otro bordado. En el peinado, se estilaba el rodete, sostenido con una peineta, dejando caer algunos bucles al costado de ambas mejillas. Se usaba una gran variedad de telas gracias al proceso de la Revolución Industrial: más mercados, menos tiempo de producción y costos más bajos; permitiendo que la burguesía próspera tuviera acceso a géneros más variados.

Debajo de los vestidos, generalmente en color marfil o blanco, se usaba una enagua del mismo género. Los hombres, acostumbraban a usar chaqueta entallada y pantalón ceñido al cuerpo, todo en color negro. Debajo, la camisa, más ceñida aún que el saco, era de color blanco. A ningún hombre de clase podía faltarle la galera y el bastón.

La variante de gala era el frac, de origen francés, cuyo uso se masificó en el siglo XIX. El saco era más corto de adelante, con dos faldones detrás. El uso de esta prenda llegó a través de España.

Aún así, existía una diferencia entre el vestido urbano y el del hombre de campo de la Argentina, cuyo refinamiento no era el mismo. Este último, vestía una chaqueta corta con puños y cuello de terciopelo, camisa blanca con cuello blanco, pequeño corbatín negro y un chaleco con tres botones que en ocasiones exhibía un jabot en el centro. El pantalón de tipo calzón español era entallado a las piernas y hasta las rodillas, abotonado a los costados. Debajo del pantalón sobresalía hasta los tobillos un calzoncillo largo color blanco. Posteriormente, este tipo de pantalón fue reemplazado por el chiri. Acompañado por cuchillo o facón, completaba el traje con sombrero y manto.

Todos sabemos que las modas son pasajeras tendencias que por un tiempo determinado se aferran a un estereotipo social que la gente adapta, por convicción, influencia, inseguridad, autoestima o simplemente por gusto…




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